Día 4
Dios puede y quiere
Versículo de Hoy
Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Mateo 8:2-3
Probablemente todos los cristianos crean que Dios tiene el poder para bendecir, sanar, proteger, prosperar y hacer que alguien prospere. Sin embargo, sabemos que no todos los cristianos creen que Dios quiere hacer todo esto por ellos. Mateo 8:1-3 relata la historia de un leproso que se acercó a Jesús para ser sanado. Él dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. El leproso no dudaba de la capacidad de Jesús para que lo curara, pero no estaba seguro de que quisiera sanarlo a él, un leproso condenado al ostracismo por todos. En otras palabras, él creía en la omnipotencia de Dios, pero no estaba seguro de que el corazón de Dios fuera un corazón de amor y favor inmerecido hacia él. Estoy seguro de que conoces a creyentes que son así. Pueden creer en el poder de Dios, pero no están seguros de la voluntad de Dios para con ellos. Ellos saben que Dios puede, pero no están seguros si Él quiere.
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Cualquiera que sea la situación que creas que Jesús puede hacer en tu vida, Él te dice: "YO QUIERO HACERLO."
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Esta es una de las mayores tragedias en la iglesia de hoy. Cuando algunos creyentes escuchan testimonios de otros que están siendo sanados por el Señor, dudan que Dios también quiera sanarlos a ellos. Cuando leen los informes de personas dando alabanzas al Señor por haber sido bendecidos con promociones y bendiciones financieras, en privado se preguntan si Dios está dispuesto a hacer lo mismo por ellos. Se preguntan qué hicieron esas personas para obtener sus bendiciones.
Aún más trágico, es que ven en sus propias vidas, imperfecciones y defectos, y empiezan a descalificarse para recibir las bendiciones de Dios. Piensan: "¿Por qué Dios va a bendecirme? Mira lo que hice. No soy merecedor." En vez de tener fe para creer en Dios y avanzar significativamente, se sienten demasiado condenados para ser capaces de creer en la bondad de Dios y recibir algo bueno de Él.
¡Amigo mío, no seas como aquel leproso que malinterpretó completamente a Jesús! Veamos cómo le respondió el Señor. Esto es importante ya que sería la misma respuesta que Jesús te daría hoy si se te acercara.
Mateo 8:3 relata que "Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio". ¿Puedes ver cuán personal es el ministerio de Jesús? Él no tocó a cada persona que sanó. A veces, sólo hablaba y los enfermos eran sanados. Pero en este caso, Jesús extendió la mano y tocó al leproso con ternura. Creo que Jesús hizo eso para curarlo, no sólo de su lepra, sino también de las cicatrices emocionales que había recibido por años de rechazo.
La lepra era una enfermedad muy contagiosa y la ley prohibía a los leprosos ponerse en contacto con cualquier persona. Esto significaba que durante años, ese leproso había sido rechazado por todos los que veían su condición, incluso los miembros de su propia familia. Probablemente olía mal por su carne en descomposición y abandono, y su apariencia debía ser repulsiva.
Pero sin inmutarse, Jesús lo tocó, dándole el primer toque humano desde que contrajo la enfermedad. La Biblia nos cuenta que, inmediatamente, su lepra desapareció y el hombre recibió su sanidad.
Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8). Cualquiera que sea la situación por la cual estés creyendo que Jesús pueda cambiar, Él le dice: "YO QUIERO." No dudes más de su disposición amorosa por ti. ¡Deja de ocuparte de tus propias descalificaciones y déjate absorber completamente por su amor y su gracia (favor inmerecido) por ti!
Oración de hoy
Padre, gracias por escribir en tu Palabra la historia de los leprosos para mi beneficio. Me muestra que cuando se trata de sanidad y de todas las demás bendiciones por las que Jesús murió para darme, Tú PUEDES y QUIERES dármelas. Te doy gracias porque mis imperfecciones y deficiencias no me descalifican para recibir tus bendiciones porque la sangre de Jesús ya me hizo apto. ¡Su sacrificio liberó tu favor inmerecido y tus bendiciones para mí! Gracias por las bendiciones que has preparado para que camine hoy en ellas.
Pensamiento de hoy
¡Dios puede y QUIERE hacerlo por MÍ!