Tus temores y ansiedades se disipan en la presencia de Dios

No importa donde estés, el Señor está contigo. Incluso en medio de tus temores, mientras estás solo en tu habitación, Él está allí contigo. En el momento que empiezas a estar consciente de Su presencia y la cultivas, todos tus miedos, ansiedades y preocupaciones se derretirán como mantequilla en un día caliente, o como dice el salmista David: "Los montes se derritieron como cera delante de Jehová... "

_____________________________________________________________________________

​

Se necesita la presencia del Señor para 

mantenerse libre de preocupaciones.

​

_____________________________________________________________________________

 

Tú mismo no puedes tratarte psicológicamente para perder el temor ni para dejar la preocupación. No puedes simplemente decirte a tí mismo: "Vamos, deja de preocuparte. No hay nada de qué preocuparse." Eso simplemente no funciona. La carga seguirá mirándote fijamente al rostro y tus problemas seguirán siendo tan insuperables como siempre, no importa cuánto te esfuerces para eliminarlos. Eso es lo que el mundo está tratando de hacer, pero no funciona. Es necesaria la presencia del Señor para mantenerte libre de preocupaciones.

 

Jesús no te está pidiendo que te animes y que vivas en un estado de negación. ¡De ninguna manera! Lo que Él dice es: "En medio de tu aflicción, Yo soy tu escudo. Yo soy tu defensor. Yo soy tu fortaleza. Yo soy tu refugio. Yo soy tu fuente. Yo soy tu sanidad. Yo soy tu proveedor. Yo soy tu paz. Yo soy tu alegría. Yo soy tu sabiduría. Yo soy tu fuerza. ¡Yo soy la gloria y el que levanta tu cabeza!" (Salmos 3:3). ¡Amén! Él no te está pidiendo que pretendas fingir que los hechos no están allí. Él quiere que te des cuenta de que ¡ÉL ESTÁ CONTIGO!

 

Cuando sabes que Dios está a tu lado y que puedes contar con Él, y pones tus problemas en Sus poderosas manos, comienzas a hacer una evaluación más precisa de qué "tan grandes" son tus problemas. Cuando ellos estaban en tus manos, el peso y la carga de tus problemas pudieron haberte aplastado. Pero cuando involucras a Jesús, los problemas que un día fueron monumentales se vuelven microscópicos en comparación con la grandeza de su amor y bondad contigo.

 

Hoy, mientras consideres todo lo que necesitas hacer y las expectativas que se ponen sobre ti, mira a Jesús allí contigo. Él es la fuente de sabiduría, paz y fortaleza.